martes, 26 de mayo de 2009

DEFENSA PERSONAL

DEFENSA PERSONAL

PINTURA POR EL S. M. A. de la FERRIÈRE

lunes, 25 de mayo de 2009

VENERABLE MAESTRO SU EXCELENCIA SIMON BOLIVAR

VENERABLE MAESTRO SU EXCELENCIA SIMON BOLIVAR

PENSAMIENTO EN EDUCACION

Método que se debe seguir en la
educación de mi sobrino
Fernando Bolívar


La educación de los niños debe ser siempre adecuada a su edad, inclinaciones, genio y temperamento.
Teniendo mi sobrino más de doce años, deberá aplicársele a aprender los idiomas modernos, sin descuidar el suyo. Los idiomas muertos deben estudiarse después de poseer los vivos.
La geografía y cosmografía debe ser de los primeros conocimientos que haya de adquirir un joven.
La historia. a semejanza de los idiomas, debe principiarse a aprender por la contemporánea, para ir retomando por grados hasta llegar a los tiempos oscuros de la fábula.
Jamás es demasiado temprano para el conocimiento de las ciencias exactas, porque ellas nos enseñan el análisis en todo, pasando de lo conocido a lo desconocido, y por ese medio aprendemos a pensar y a raciocinar con lógica.
Mas debe tenerse presente la capacidad del alumno para el cálculo, pues no todos son igualmente aptos para las matemáticas.
Generalmente todos pueden aprender la geometría y comprenderla: pero no sucede lo mismo con el álgebra y el cálculo integral y diferencial.
La memoria demasiado pronta, siempre es una facultad brillante; pero redunda en detrimento de la comprensión; así es que el niño que demuestra demasiada facilidad para retener sus lecciones de memoria, deberá enseñársele aquellas cosas que lo obliguen a meditar, como resolver problemas y poner ecuaciones; viceversa, a los lentos de retentiva, deberá enseñárseles a aprender de memoria y a recitar las composiciones escogidas de los grandes poetas; tanto la memoria como el cálculo, están sujetos a fortalecerse por el ejercicio.
La memoria debe ejercitarse cuanto sea posible; pero jamás fatigarla hasta debilitarla.
La estadística es un estudio necesario en los tiempos que atravesamos, y deseo que la aprenda mi sobrino.
Con preferencia se le instruirá en la mecánica y ciencia del ingeniero civil, pero no contra su voluntad, si no tiene inclinación a esos estudios.
La música no es preciso que la aprenda, sino en el caso que tenga pasión por ese arte; pero sí debe poseer aunque sea rudimentos del dibujo lineal, de la astronomía, química y botánica, profundizando más o menos en esas ciencias según su inclinación o gusto por alguna de ellas.
La enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es tan esencial como la instrucción; por eso debe tenerse especial cuidado en que aprenda en las cartas de Lord Chesterfield a su hijo, los principios y modales de un caballero.
La moral en máximas religiosas y en la práctica conservadora de la salud y de la vida es una enseñanza que ningún maestro puede descuidar.
El derecho romano, como base de la legislación universal, debe estudiarlo.
Siendo muy difícil apreciar donde termina el arte y principia la ciencia, si su inclinación lo decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar.
El baile, que es la poesía del movimiento y que da la gracia y la soltura a la persona, a la vez que es un ejercicio higiénico en climas templados, deberá practicarlo si es de su gusto. Sobre todo, recomiendo a usted inspirarle el gusto por la sociedad culta donde el bello sexo ejerce su benéfico influjo; y ese respeto a los hombres de edad, saber y posición social, que hace a la juventud encantadora, asociándola a las esperanzas del porvenir.



sábado, 23 de mayo de 2009

SOBRE YOGA

SOBRE YOGA

SOBRE YOGA (SEGUNDA PARTE)



Sobre Yoga

Con frecuencia se oye hablar de la ciencia filosófica de la Yoga. Sin ser un perfecto yoghi, el misionero del Aquarius estudia este problema porque constituye uno de los medios del desarrollo psíquico-espiritual del individuo.
Yoga es un término sánscrito, que significa unión, como también ligadura o conexión, es decir, en el sentido de unir el alma de cada uno con la divinidad, escapando el ser interno de su envoltura física, para reintegrarse al Ser Universal.
Todo el trabajo de la Yoga estriba en la búsqueda del equilibrio entre el Micro y el Macrocosmo. El adepto yoghi diría: unión entre Jivatma y Paramatma.
Mediante una cultura psico-física el discípulo procede al desarrollo de los centros neurofluídicos (chakras), que en el ser humano corresponden a las glándulas endocrinas o plexos y despiertan, al asimilar energía vital, el poder para proyectar su individualidad hacia las esferas superiores. Dicho proceso de realización se basa en el desarrollo completo de Kundalini, aquel conducto sutil del ser humano simbolizado por una serpiente enroscada.
Naturalmente, se requiere la más estricta disciplina, antes de emprender la preparación a estos ejercicios, cosa que demanda una conducta muy severa, de acuerdo con las reglas instituidas por los Grandes Maestros.

Los Grandes Mensajes pág. 452 Dr. de la Ferrière

Traducción Dr. Ferriz O.

Edición aprobada por el Gurú de la JÑANA



Una multitud de obras han aparecido sobre la materia. Empero, es evidente que reina todavía una gran confusión en lo que concierne al tema de la YOGA, tanto al exponerla como al juzgarla. El verdadero Yoghi jamás escribirá sobre esto, dado que el estado mismo que él busca (SAMADHI) es esta beatitud supraconsciencial que suplanta todo otro pensamiento, y que coloca por tanto al sujeto en la más completa imposibilidad de manifestarse a sus contemporáneos.
En efecto: Hay que comprender que el Yoghi no aspira a otra cosa que a su perfeccionamiento, ni se interesa, en lo más mínimo, por los demás. Esto, sin embargo, no debería dar base para calificarlo de egoísta, porque es justo reconocer que, según él, no se puede ayudar verdaderamente a sus hermanos, los humanos, hasta tanto que él no haya alcanzado para sí el grado de sabiduría que el Yoghi califica de JYOTI (iluminación).
Sumido en estado de constante concentración (DHARANA), ¿cómo es posible preocuparse de instruir a los demás? ¿Cómo es posible también que se sienta la necesidad de regresar a las ocupaciones “ordinarias”, o simplemente de volver al plano material a vivir “como todo el mundo”? Y si esto ocurre en el DHARANA, ¿cómo no habría de ocurrir, a fortiori, lo mismo, en grado superior, en el estado de la REALIZACIÓN?... Se permanece en el EKAGRATA (3) escuchando la música interna, en perfecto SANTOSH (arrobamiento, sublimación).
Es necesario tener sinceramente el más profundo deseo de ayudar a la humanidad para poder asumir una Misión de educador (GURÚ). Nada hay más difícil que enseñar, entendiéndose esto aquí en el sentido de enseñanza espiritual INICIÁTICA, es decir: no la enseñanza corriente universitaria, sino INICIAR alumnos en las Ciencias Sagradas. El GURÚ debe enfrentarse a pruebas difíciles, demostrativas de su capacidad antes de ser reconocido como tal por los Yoghis: pruebas de conocimiento intelectual, pruebas de capacidad espiritual, pruebas de control perfecto y total del cuerpo y de los pensamientos.
En cuanto concierne a la Yoga es muy complicado escribir sobre cualesquiera de sus temas con exactitud, por la sencilla razón de que la traducción a lenguas occidentales aleja todas las posibilidades de una verdadera asimilación.

Yug Yoga Yoghismo Pág. 17
Dr. de la Ferrière
Traducción Dr. Ferriz O.
Edición aprobada por el Gurú de la JÑANA

viernes, 22 de mayo de 2009

MEDICINAS Y NUTRICION

.

.
Puede hacer clik en los graficos que aparecerán a la derecha: http://www.homeopatia-si.es/
.
.
La Medicina no es una profesión, sino un sacerdocio... Es una auténtica misión aquella de consagrarse a curar a sus semejantes, noble deber que reclama coraje y abnegación... Aliviar a su prójimo es una bella cosa cuando se trata de entregarse a la Humanidad y no de practicar un negocio cualquiera.

Es cierto que se necesitaría una Comisión de Socorro, un género de Misión que tomaría a su cargo a todos aquellos que quisieran dedicarse a la salud pública. Las curas serian gratuitas, sin pago de los enfermos a los médicos, ya que poderosos organismos o el mismo gobierno, vendría en ayuda de esos curadores y un servicio subvendría los medios de existencia de los médicos, convertidos en verdaderos Apóstoles de la Edad nueva.

Uno no se lanza intrépidamente en el arte de curar, si no siente la necesidad de salvar al género humano; se necesita un alma de misionero para estar dispuesto a sacrificar su tiempo y sus energías para venir en ayuda de aquellos que sufren. La enfermedad no espera momentos bien definidos, es preciso estar a la disposición del Genio Salvador, día y noche, ya que las fuerzas destructivas están al acecho de un cuerpo sin resistencia.

Sería pura pretensión creer que el conocimiento inteligencial solo, podría cambiar cualquier cosa en la naturaleza o en el orden establecido por el Creador. Es preciso ponerse de acuerdo con las Leyes Supremas, es decir, con la Conciencia Cósmica, en relación con las Ondas Sublimes, en "buena relación" con Dios.

El aforismo XLVIII de Arbatel dice a este respecto: "Que nadie, pues, pretenda atribuirse a sí mismo la gloria de la posesión del conocimiento, ya que no es ni la voluntad, ni el esfuerzo humano lo que permiten adquirirla, sino sólo la misericordia de Dios o algún otro destino espiritual".

La Magia de la India anuncia: "Tú debes facilitar el nacimiento de tu alma a lo eterno, pero es el Eterno quien debe desarrollar su fuerza y su belleza, no por el deseo de crecimiento, ya que en ese caso tu te abres en la lujuria de la pureza y en el otro tu te endureces por la poderosa pasión de la estatura personal".
Propósito Psicológico Tomo IX Medicina y Pseudomedicina pág. 159
Dr. S. R. de la Ferrière Traducción Dr. David J. Ferriz O.
Edición autorizada por el Gurú de la JÑANA Dr.
.
CUARENTA LECCIONES DE MEDICINA NATURAL
Dr. Eduardo Alfonso quien mantenia nutrida correspondencia con el Dr. de la Ferrière
.
SOBRE LOS ACEITES
.
.
.
TERAPIA NEURAL
.
Dr. Horacio Kinast
.

COSMOBIOLOGIA

CLIK AQUÍ: COSMOBIOLOGIA
.

.

CLIK AQUÍ: COSMOBIOLOGIA

.

Por consiguiente, la Astrología se encuentra en el cimiento de la enseñanza Iniciática, y es normal que sea con esta ciencia que se comience a subir el primer peldaño en la búsqueda de la Verdad, que es el fin mismo de la Iniciación. La ciencia de los astros contiene todas las Claves necesarias a la evolución. Sin el conocimiento de las estrellas ninguna otra ciencia puede ser poseída a fondo, y en lo referente a las cuestiones abstractas no pueden ser tratadas seriamente sin la documentación astrobiológica indispensable. Todo está contenido en el Zodíaco puesto que es la representación de lo Infinitamente Grande como de lo Infinitamente Pequeño; allí se encuentran los principios naturales así como los elementos supranormales. La ley de los números, de los colores, o de cualquiera otra vibración, se halla en él inscrita, y son elementos con los cuales el hombre lucha o evoluciona, pues, todo es evolutivo, desde la causa primera hasta las múltiples manifestaciones.

Muy Ilustre y Poderoso Patrón de las comunidades acuarianas
S. MAESTRE Sat Gurú de la JÑANA Dr. de la Ferrière
Los Grandes Mensajes página 75
Traducción por El Apóstol de la JÑANA Dr. David J. Ferriz O.
Edición aprobada por el V. J. S. Gurú de la JÑANA Dr.

Si Ud. es médico y no sabe astrología, ni medicina sabe.
Paracelso

Un médico sin el conocimiento de la astrología no debería considerarse a sí mismo médico.
Hipócrates

.

jueves, 21 de mayo de 2009

ODONTOLOGÍA NEUROFOCAL

ODONTOLOGÍA NEUROFOCAL Varios documentos



ODONTOLOGÍA NEUROFOCAL
Dr. ERNESTO ADLER
Hemos impulsado el avance de la Terapia Neural del doctor Frederick Huneke, de Alemania, pues las primeras conferencias dadas en Venezuela, fueron dictadas por la doctora Sidanelia Baigorria, en 1974, después de asistir en Popayán a una reunión médica en la Clínica del doctor Germán Duque. Lo hizo en Valencia. Igualmente ha sido en la Tribuna Científica de Caracas, órgano de Invesciencias, así como con cursos para médicos en nuestro local de Tecoteca en Caracas. También ha sido a través de médicos de Arequipa y Lima, Perú, quienes fueron animados por nosotros en 1975, para venir a establecerse en Venezuela. Se difundieron, al comienzo, con buen espíritu de investigación y con ayuda de otros médicos y odontólogos, las técnicas de Huneke, del doctor Voll, de Alemania, con el uso del Dermatrón. Hemos tenido varias entrevistas con el doctor Ernest Adler, el genio odontológico de la terapia neural, en su finca de Lloret de Mar de Cataluña, donde sus monos de laboratorio ocupan un sitio no solamente interesante, sino fascinante con la sabiduría de este animal que ha simbolizado a los Preceptores de los Avatares.
Por ejemplo, en lo que se refiere al rechazo de alimentos que se comprueba después en el laboratorio que el mono tenía razón en rechazarlos porque las sustancias prejudiciales que contiene, dice nuestro buen amigo el doctor Ernest Adler: "El mono escogiendo alimentos, ante el laboratorio y ante el hombre, siempre tiene la razón".
Venerable Sat Arhat Dr. David Juan Ferriz Olivares
.

miércoles, 20 de mayo de 2009

TANTRISMO

CLIK EN LA FOTO PARA AGRANDAR LA FOTO



.
.

El Tantrismo es sobre todo una especie de Yoga tibetana; sería un sistema de conocimiento como la Qabbalah verdadera y puesto en práctica hacia un desarrollo de la Teurgia (Alta Magia). Es un "Yug" completo, pero también una Vía peligrosa porque necesita grandes conocimientos y sobre todo un equilibrio perfecto tanto físico como psíquico. De todas maneras sería un sistema muy bueno para hacerlo intervenir en la Ciencia de curar.


Propósitos Psicológicos Volumen II Tomo IX Pág. 180
Sat Gurú de la JÑANA Dr. S. R. de la Ferrière
Traducción por el Apóstol de la JÑANA Dr. D. J. Ferriz Olivares



El Eclesiastes en versión Reina Valera revisada por el Gurú de la JÑANA.

ECLESIASTES REINA VALERA 1960


Es de Asat que Sat ha nacido! Pues de la Nada ha emanado el Ser, de la No-existencia ha provenido la Existencia, y todo el principio Yoga reside en el retorno a este estado primigenio, es decir, que debemos retornar a No-existir! En esta forma, toda la doctrina reposa sobre un trabajo no solamente sin recompensa sino aun sin meta verdadera como generalmente la entendemos, sin objetivo final, sin nada que contemplar, sin un paraíso agradable, sin una divinidad a nuestro gusto, Nada, el estado de Nada, la No-manifestación de la cual hemos sido manifestados y hacia la cual retornamos al estado inmutable. De hecho, hay que decirlo bien, no hay propiamente que hablar de creación, de vida, de muerte, de reencarnación, de reintegración, pues todo eso es actividad mental, es por nuestra propia subjetividad, es el trabajo psíquico que proporciona alegrías, penas, aspiraciones, decepciones, luchas, reposo, etc.... SAT permanece imperturbable: el ES.
Debemos realizar que Ishwara está reflejado en Jivatma, es como un rayo luminoso en un vaso; Ishwara (el Sí Universal) es el Saguna-Brahman que toma un nombre y viene, pues, a ser Jivatma, que es el Sí que ha tomado una forma.
Cómo es posible que se acuda a las pseudo-filosofías para enseñar que el sistema solar está reflejado exactamente en el átomo y que en medio de los dos constituimos igualmente la exacta reproducción del uno y del otro. Cuando se observa en número de siete a los principales planetas evolucionados en el cosmos, no podemos menos que extasiarnos contemplando también esta misma evolución en lo infinitamente pequeño y, por último, como para establecer el equilibrio entre esto de lo cual estamos compuestos por completo (los millones de átomos) y aquello de lo cual somos componentes (los millones de seres visibles e invisibles que constituyen un sistema solar) están entonces nuestras siete glándulas principales (emanadas en chakras), y así todo se encuentra verdaderamente en un perfecto equilibrio, no por una coincidencia sino porque de hecho son la misma cosa. La relatividad interviene una vez más, todo depende de donde se encuentre el punto de relación, pero el todo forma una sola y misma cosa. Lo que se entiende como Jerarquía no es, en efecto, sino los grados de manifestación de acuerdo a un proceso de relatividad de nuestra visión, diríamos nosotros. Reflejos múltiples de una misma cosa constituyen este universo, nombres y formas diferentes para manifestar en diversos dominios el Principio Único.
De aquí provienen todas esas deformaciones religiosas que toman los simples aspectos en sus significados intrínsecos y vivifican el reflejo de una de esas manifestaciones hasta el punto de

YUG YOGA YOGHISMO Pág. 552

que algunas sectas materializan la idea en un nuevo dogma. En fin, proclamando entonces “fuera de aquí no hay punto de salvación” las iglesias forman ese fanatismo tan conocido de que la verdad está encerrada únicamente en su dogma y en ninguna otra parte, como muchos lo afirman.
Los judíos y los cristianos dicen: Abrazad nuestra creencia si queréis estar en el camino de la salvación. Contestadles: Nosotros seguimos la fe de Abraham, quien ha rechazado el incienso a los ídolos y la adoración a más de un Dios" (El Corán, capítulo II, versículo 129).


Capítulo 1
1
PALABRAS del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalem.
2
Maya, espejismo e ilusión, dijo el Predicador; Maya, espejismo e ilusión, todo ilusión.
3
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4
Generación va, y generación viene: mas la tierra siempre permanece.
5
Y sale el sol, y pónese el sol, y con deseo vuelve á su lugar donde torna á nacer.
6
El viento tira hacia el mediodía, y rodea al norte; va girando de continuo, y á sus giros torna el viento de nuevo.
7
Los ríos todos van á la mar, y la mar no se hinche; al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de nuevo.
8
Todas las cosas andan en trabajo mas que el hombre pueda decir: ni los ojos viendo se hartan de ver, ni los oídos se hinchen de oír.
9
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol.
10
¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
12
Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalem.
13
Y dí mi corazón á inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo: este penoso trabajo dio Dios á los hijos de los hombres, en que se ocupen.
14
Yo miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es ilusión y aflicción de espíritu.
15
Lo torcido no se puede enderezar; y lo falto no puede contarse.
16
Hablé yo con mi corazón, diciendo: He aquí hállome yo engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem; y mi corazón ha percibido muchedumbre de sabiduría y ciencia.
17
Y dí mi corazón á conocer la sabiduría, y también á entender las locuras y los desvaríos: conocí que aun esto era aflicción de espíritu.
18
Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
Capítulo 2
1
DIJE yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era ilusión.
2
A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?
3
Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.
4
Engrandeci mis obras, edifiquéme casas, plantéme viñas;
5
Híceme huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todos frutos;
6
Híceme estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde los árboles crecían.
7
Poseí siervos y siervas, y tuve hijos de familia; también tuve posesión grande de vacas y ovejas, sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalem;
8
Alleguéme también plata y oro, y tesoro preciado de reyes y de provincias; híceme de cantores y cantoras, y los deleites de los hijos de los hombres, instrumentos músicos y de todas suertes.
9
Y fui engrandecido, y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem: á más de esto perseveró conmigo mi sabiduría.
10
No negué á mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo: y ésta fue mi parte de toda mi faena.
11
Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacer las: y he aquí, todo ilusión y aflicción de espíritu, y no hay provecho debajo del sol.
12
Después torné yo á mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; (porque ¿qué hombre hay que pueda seguir al rey en lo que ya hicieron?)
13
Y he visto que la sabiduría sobrepuja á la necedad, como la luz á las tinieblas.
14
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas: empero también entendí yo que un mismo suceso acaecerá al uno que al otro.
15
Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también á mí: ¿para qué pues he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era ilusión.
16
Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
17
Aborrecí por tanto la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es ilusión y aflicción de espíritu.
18
Yo asimismo aborrecí todo mi trabajo que había puesto por obra debajo del sol; el cual dejaré á otro que vendrá después de mí.
19
¿Y quién sabe si será sabio, ó necio, el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané, y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es ilusión.
20
Tornéme por tanto á desesperanzar mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.
21
¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda á hombre que nunca trabajó en ello! También es esto ilusión y mal grande.
22
Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y fatiga de su corazón, con que debajo del sol él se afanara?
23
Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias: aun de noche su corazón no reposa. Esto también es ilusión.
24
No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También tengo yo visto que esto es de la mano de Dios.
25
Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?
26
Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría y ciencia y gozo, mas al pecador da trabajo, el que allegue y amontone, para que dé al que agrada á Dios. También esto es ilusión y aflicción de espíritu.
Capítulo 3
1
PARA todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo, tiene su tiempo:
2
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4
Tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
5
Tiempo de esparcir las piedras, y tiempo de allegar las piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de alejarse de abrazar;
6
Tiempo de agenciar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de arrojar;
7
Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
8
Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9
¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja?
10
Yo he visto el trabajo que Dios ha dado á los hijos de los hombres para que en él se ocupasen.
11
Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo dió en su corazón, de tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el cabo.
12
Yo he conocido que no hay mejor para ellos, que alegrarse, y hacer bien en su vida:
13
Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
14
He entendido que todo lo que Dios hace, ésto será perpetuo: sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y hácelo Dios, para que delante de él teman los hombres.
15
Aquello que fue, ya es: y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
16
Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí la impiedad; y en lugar de la justicia, allí la iniquidad.
17
Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay tiempo á todo lo que se quiere y sobre todo lo que se hace.
18
Dije en mi corazón, en orden á la condición de los hijos de los hombres, que Dios los probaría, para que así echaran de ver ellos mismos que son semejantes á las bestias.
19
Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia: porque todo es ilusión.
20
Todo va á un lugar: todo es hecho del polvo, y todo se tornará en el mismo polvo.
21
¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres suba arriba, y que el espíritu del animal descienda debajo de la tierra?
22
Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque esta es su parte: porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?
Capítulo 4
1
Y TORNÉME yo, y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: y he aquí las lágrimas de los oprimidos, y sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
2
Y alabé yo los finados que ya murieron, más que los vivientes que hasta ahora están vivos.
3
Y tuve por mejor que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen.
4
Visto he asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras mueve la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es ilusión y aflicción de espíritu.
5
El necio dobla sus manos y come su carne.
6
Mas vale el un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.
7
Yo me torné otra vez, y vi ilusión debajo del sol.
8
Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se hartan de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es ilusión, y duro trabajo.
9
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
10
Porque si cayeren, el uno levantará á su compañero: mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
11
También si dos durmieren juntos, se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo?
12
Y si alguno prevaleciere contra el uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.
13
Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y fatuo que no sabe ser aconsejado.
14
Porque de la cárcel salió para reinar; mientras el nacido en su reino se hizo pobre.
15
Vi todos los vivientes debajo del sol caminando con el muchacho, sucesor, que estará en lugar de aquél.
16
No tiene fin todo el pueblo que fue antes de ellos: tampoco los que vendrán después estarán con él contentos. Y esto es también ilusión y aflicción de espíritu.
Capítulo 5
1
CUANDO fueres á la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oir que para dar el sacrificio de los necios: porque no saben que hacen mal.
2
No te des priesa con tu boca, ni tu corazón se apresure á proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra: por tanto, sean pocas tus palabras.
3
Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
4
Cuando á Dios hicieres promesa, no tardes en pagarla; porque no se agrada de los insensatos. Paga lo que prometieres.
5
Mejor es que no prometas, que no que prometas y no pagues.
6
No sueltes tu boca para hacer pecar á tu carne; ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se aire á causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?
7
Donde los sueños son en multitud, también lo son las ilusiónes y muchas las palabras; mas tú teme á Dios.
8
Si violencias de pobres, y extorsión de derecho y de justicia vieres en la porvincia, no te maravilles de esta licencia; porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos.
9
Además el provecho de la tierra es para todos: el rey mismo está sujeto á los campos.
10
El que ama el dinero, no se hartará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es ilusión.
11
Cuando los bienes se aumentan, también se aumentan sus comedores. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino ver los con sus ojos?
12
Dulce es el sueño del trabajador, ora coma mucho ó poco; mas al rico no le deja dormir la hartura.
13
Hay una trabajosa enfermedad que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas de sus dueños para su mal;
14
Las cuales se pierden en malas ocupaciones, y á los hijos que engendraron nada les queda en la mano.
15
Como salió del vientre de su madre, desnudo, así se vuelve, tornando como vino; y nada tuvo de su trabajo para llevar en su mano.
16
Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?
17
Demás de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho enojo y dolor y miseria.
18
He aquí pues el bien que yo he visto: Que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19
Asimismo, á todo hombre á quien Dios dió riquezas y hacienda, y le dió también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce su trabajo; esto es don de Dios.
20
Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le responderá con alegría de su corazón.
Capítulo 6
1
HAY un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:
2
Hombre á quien Dios dió riquezas, y hacienda, y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le dió facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto ilusión es, y enfermedad trabajosa.
3
Si el hombre engendrare ciento, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se hartó del bien, y también careció de sepultura, yo digo que el abortivo es mejor que él.
4
Porque en vano vino, y á tinieblas va, y con tinieblas será cubierto su nombre.
5
Aunque no haya visto el sol, ni conocido nada, más reposo tiene éste que aquél.
6
Porque si viviere aquel mil años dos veces, si no ha gozado del bien, cierto todos van á un lugar.
7
Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su alma no se harta.
8
Porque ¿qué más tiene el sabio que el necio? ¿qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?
9
Más vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto es ilusión y aflicción de espíritu.
10
El que es, ya su nombre ha sido nombrado; y se sabe que es hombre, y que no podrá contender con el que es más fuerte que él.
11
Ciertamente las muchas palabras multiplican la ilusión. ¿Qué más tiene el hombre?
12
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su ilusión, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?
Capítulo 7
1
MEJOR es la buena fama que el buen ungüento; y el día de la muerte que el día del nacimiento.
2
Mejor es ir á la casa del luto que á la casa del convite: porque aquello es el fin de todos los hombres; y el que vive parará mientes.
3
Mejor es el enojo que la risa: porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
4
El corazón de los sabios, en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa del placer.
5
Mejor es oir la reprensión del sabio, que la canción de los necios.
6
Porque la risa del necio es como el estrépito de las espinas debajo de la olla. Y también esto es ilusión.
7
Ciertamente la opresión hace enloquecer al sabio: y el presente corrompe el corazón.
8
Mejor es el fin del negocio que su principio: mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.
9
No te apresures en tu espíritu á enojarte: porque la ira en el seno de los necios reposa.
10
Nunca digas: ¿Qué es la causa que los tiempos pasados fueron mejores que éstos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
11
Buena es la ciencia con herencia; y más á los que ven el sol.
12
Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero: mas la sabiduría excede en que da vida á sus poseedores.
13
Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
14
En el día del bien goza del bien; y en el día del mal considera. Dios también hizo esto delante de lo otro, porque el hombre no halle nada tras de él.
15
Todo esto he visto en los días de mi ilusión. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.
16
No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso: ¿por qué te destruirás?
17
No hagas mal mucho, ni seas insensato: ¿por qué morirás antes de tu tiempo?
18
Bueno es que tomes esto, y también de estotro no apartes tu mano; porque el que á Dios teme, saldrá con todo.
19
La sabiduría fortifica al sabio más que diez poderosos la ciudad en que fueron.
20
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.
21
Tampoco apliques tu corazón á todas las cosas que se hablaren, porque no oigas á tu siervo que dice mal de ti:
22
Porque tu corazón sabe, como tú también dijiste mal de otros muchas veces.
23
Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Hacerme he sabio: mas ella se alejó de mí.
24
Lejos está lo que fue; y lo muy profundo ¿quién lo hallará?
25
Yo he rodeado con mi corazón por saber, y examinar, é inquirir la sabiduría, y la razón; y por conocer la maldad de la insensatez, y el desvarío del error;
26
Y yo he hallado más amarga que la muerte la mujer, la cual es redes, y lazos su corazón; sus manos como ligaduras. El que agrada á Dios escapará de ella; mas el pecador será preso en ella.
27
He aquí, esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón;
28
Lo que aun busca mi alma, y no encuentro: un hombre entre mil he hallado; mas mujer de todas éstas nunca hallé.
29
He aquí, solamente he hallado esto: que Dios hizo al hombre recto, mas ellos buscaron muchas cuentas.
Capítulo 8
1
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre hará relucir su rostro, y mudaráse la tosquedad de su semblante.
2
Yo te aviso que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
3
No te apresures á irte de delante de él, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quisiere:
4
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá, Qué haces?
5
El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el tiempo y el juicio conoce el corazón del sabio.
6
Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; mas el trabajo del hombre es grande sobre él;
7
Porque no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
8
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte: y no valen armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee.
9
Todo esto he visto, y puesto he mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace: hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
10
Esto vi también: que los impíos sepultados vinieron aún en memoria; mas los que partieron del lugar santo, fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde con rectitud habían obrado. Esto también es ilusión.
11
Porque no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos lleno para hacer mal.
12
Bien que el pecador haga mal cien veces, y le sea dilatado el castigo, con todo yo también sé que los que á Dios temen tendrán bien, los que temieren ante su presencia;
13
Y que el impío no tendrá bien, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no temió delante de la presencia de Dios.
14
Hay ilusión que se hace sobre la tierra: que hay justos á quienes sucede como si hicieran obras de impíos; y hay impíos á quienes acaece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es ilusión.
15
Por tanto alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba, y se alegre; y que esto se le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le dió debajo del sol.
16
Yo pues dí mi corazón á conocer sabiduría, y á ver la faena que se hace sobre la tierra; (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en su ojos;)
17
Y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará: aunque diga el sabio que la sabe, no por eso podrá alcanzarla.
Capítulo 9
1
CIERTAMENTE dado he mi corazón á todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no sabe el hombre ni el amor ni el odio por todo lo que pasa delante de él.
2
Todo acontece de la misma manera á todos: un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno y al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica: como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.
3
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón durante su vida: y después, á los muertos.
4
Aún hay esperanza para todo aquél que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5
Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
6
También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol.
7
Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón: porque tus obras ya son agradables á Dios.
8
En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu ilusión, que te son dados debajo del sol, todos los días de tu ilusión; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
10
Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
11
Tornéme, y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontece á todos.
12
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo: como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13
También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
14
Una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y cércala, y edifica contra ella grandes baluartes:
15
Y hállase en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel pobre hombre.
16
Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fortaleza; aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
17
Las palabras del sabio con reposo son oídas, más que el clamor del señor entre los necios.
18
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; mas un pecador destruye mucho bien.
Capítulo 10
1
LAS moscas muertas hacen heder y dar mal olor el perfume del perfumista: así una pequeña locura, al estimado por sabiduría y honra.
2
El corazón del sabio está á su mano derecha; mas el corazón del necio á su mano izquierda.
3
Y aun mientras va el necio por el camino, fálta le, su cordura, y dice á todos, que es necio.
4
Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la lenidad hará cesar grandes ofensas.
5
Hay un mal que debajo del sol he visto, á manera de error emanado del príncipe:
6
La necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.
7
Vi siervos en caballos, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
8
El que hiciere el hoyo caerá en él; y el que aportillare el vallado, morderále la serpiente.
9
El que mudare las piedras, trabajo tendrá en ellas: el que cortare la leña, en ella peligrará.
10
Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza: empero excede la bondad de la sabiduría.
11
Muerde la serpiente cuando no está encantada, y el lenguaraz no es mejor.
12
Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del necio causan su propia ruina.
13
El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla nocivo desvarío.
14
El necio multiplica palabras: no sabe hombre lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
15
El trabajo de los necios los fatiga; porque no saben por dónde ir á la ciudad.
16
¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes comen de mañana!
17
¡Bienaventurada, tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen á su hora, por refección, y no por el beber!
18
Por la pereza se cae la techumbre, y por flojedad de manos se llueve la casa.
19
Por el placer se hace el convite, y el vino alegra los vivos: y el dinero responde á todo.
20
Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en los secretos de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.
Capítulo 11
1
ECHA tu pan sobre las aguas; que después de muchos días lo hallarás.
2
Reparte á siete, y aun á ocho: porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
3
Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán: y si el árbol cayere al mediodía, ó al norte, al lugar que el árbol cayere, allí quedará.
4
El que al viento mira, no sembrará; y el que mira á las nubes, no segará.
5
Como tú no sabes cuál es el camino del viento, ó como se crían los huesos en el vientre de la mujer preñada, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
6
Por la mañana siembra tu simiente, y á la tarde no dejes reposar tu mano: porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto ó lo otro, ó si ambas á dos cosas son buenas.
7
Suave ciertamente es la luz, y agradable á los ojos ver el sol:
8
Mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere á la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido ilusión.
9
Alégrate, mancebo, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud; y anda en los caminos de tu corazón, y en la vista de tus ojos: mas sabe, que sobre todas estas cosas te traerá Dios á juicio.
10
Quita pues el enojo de tu corazón, y aparta el mal de tu carne: porque la mocedad y la juventud son vainidad.
Capítulo 12
1
Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento;
2
Antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y las nubes se tornen tras la lluvia:
3
Cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuído, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
4
Y las puertas de afuera se cerrarán, por la bajeza de la voz de la muela; y levantaráse á la voz del ave, y todas las hijas de canción serán humilladas;
5
Cuando también temerán de lo alto, y los tropezones en el camino; y florecerá el almendro, y se agravará la langosta, y perderáse el apetito: porque el hombre va á la casa de su siglo, y los endechadores andarán en derredor por la plaza:
6
Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto á la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
7
Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió.
8
Maya, espejismo e ilusión, dijo el Predicador, todo ilusión.
9
Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; é hizo escuchar, é hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.
10
Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escritura recta, palabras de verdad.
11
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
12
Ahora, hijo mío, á más de esto, sé avisado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio aflicción es de la carne.
13
El fin de todo el discurso oído es este: Teme á Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
14
Porque Dios traerá toda obra á juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena ó mala.


A quarian

U niversal

M ission


viernes, 15 de mayo de 2009

El budismo Una conferencia por Jorge Luis Borges

Dಎಸ್ಕಾರ್ಗ ದೇ ಲಿಬ್ರೋಸ್ librosbudistas: http://www.librosbudistas.com/descargar.asp




ನಾಗಾರ್ಜುನNAGARJUNA: http://translate.google.com/translate_s?hl=es&lr=&ei=iF8OSs6qNsqPmAf1w-jxBw&resnum=0&q=Mula-Madhyamaka-karika&um=1&ie=UTF-8&sl=es&tl=en&tq=Mula-Madhyamaka-karika&ei=xl8OSqC3I8G6mQfNpIyYCA&sa=X&oi=clir_tip&ct=search_link&resnum=11





El budismo
Una conferencia por Jorge Luis Borges
El tema de hoy será el budismo. No entraré en esa larga historia que empezó hace dos mil quinientos años en Benares, cuando un príncipe de Nepal - Siddharta o Gautama -, que había llegado a ser el Buddha, hizo girar la rueda de la ley, proclamó las cuatro nobles verdades y el óctuple sendero. Hablaré de lo esencial de esa religión, la más difundida del mundo. Los elementos del budismo se han conservado desde el siglo v antes de Cristo: es decir, desde la época de Heráclito, de Pitágoras, de Zenón, hasta nuestro tiempo, cuando el doctor Suzuki la expone en el Japón. Los elementos son los mismos. La religión ahora está incrustada de mitología, de astronomía, de extrañas creencias, de magia, pero ya que el tema es complejo, me limitaré a lo que tienen en común las diversas sectas. Éstas pueden corresponder al Hinayana o el pequeño vehículo. Consideremos ante todo la longevidad del budismo.
Esa longevidad puede explicarse por razones históricas, pero tales razones son fortuitas o, mejor dicho, son discutibles, falibles. Creo que hay dos causas fundamentales. La primera es la tolerancia del budismo. Esa extraña tolerancia no corresponde, como en el caso de otras religiones, a distintas épocas: el budismo siempre fue tolerante.
No ha recurrido nunca al hierro o al fuego, nunca ha pensado que el hierro o el fuego fueran persuasivos. Cuando Asoka, emperador de la India, se hizo budista, no trató de imponer a nadie su nueva religión. Un buen budista puede ser luterano, o metodista, o presbiteriano, o calvinista, o sintoísta, o taoísta, o católico, puede ser prosélito del Islam o de la religión judía, con toda libertad. En cambio, no le está permitido a un cristiano, a un judío, a un musulmán, ser budista.
La tolerancia del budismo no es una debilidad, sino que pertenece a su índole misma. El budismo fue, ante todo, lo que podemos llamar un yoga. ¿Qué es la palabra yoga? Es la misma palabra que usamos cuando decimos yugo y que tiene su origen en el latín yugu.
Un yugo, una disciplina que el hombre se impone. Luego, si comprendemos lo que el Buddha predicó en aquel primer sermón del Parque de las Gacelas de Benares hace dos mil quinientos años, habremos comprendido el budismo. Salvo que no se trata de comprender, se trata de sentido de un modo hondo, de sentido en cuerpo y alma; salvo, también, que el budismo no admite la realidad del cuerpo ni del alma. Trataré de exponerlo.
Además, hay otra razón. El budismo exige mucho de nuestra fe. Es natural, ya que toda religión es un acto de fe. Así como la patria es un acto de fe. ¿Qué es, me he preguntado muchas veces, ser argentino? Ser argentino es sentir que somos argentinos. ¿Qué es ser budista?
Ser budista, es, no comprender, porque eso puede cumplirse en pocos minutos, sentir las cuatro nobles verdades y el óctuple camino.
No entraremos en los vericuetos del óctuple camino, pues esa cifra obedece al hábito hindú de dividir y subdividir, pero si en las cuatro nobles verdades.
Hay, además, la leyenda del Buddha. Podemos descreer de esa leyenda. Tengo un amigo japonés, budista zen, con el cual he mantenido largas y amistosas discusiones. Yo le decía que creía en la verdad histórica del Buddha. Creía, y creo, que hace dos mil quinientos años hubo un príncipe del Nepal llamado Siddharta o Gautama que llegó a ser el Buddha, es decir, el Despierto, el Lúcido -a diferencia de nosotros que estamos dormidos o que estamos soñando ese largo sueño que es la vida -. Recuerdo una frase de Joyce: "La historia es una pesadilla de la que quiero despertarme." Pues bien, Siddharta, a la edad de treinta años, llegó a despertarse y a ser el Buddha.
Con aquel amigo que era budista (yo no estoy seguro de ser cristiano y estoy seguro de no ser budista) yo discutía y le decía: "¿Por qué no creer en el príncipe Siddharta, que nació en Kapilovastu quinientos años antes de la era cristiana?" Él me respondía: "Porque no tiene ninguna importancia; lo importante es creer en la Doctrina". Agregó, creo que con más ingenio que verdad, que creer en la existencia histórica del Buddha o interesarse en ella seria algo así como confundir el estudio de las matemáticas con la biografía de Pitágoras o Newton. Uno de los temas de meditación que tienen los monjes en los monasterios de la China y el Japón, es dudar de la existencia del Buddha. Es una de las dudas que deben imponerse para llegar a la verdad.
Las otras religiones exigen mucho de nuestra credulidad. Si somos cristianos, debemos creer que una de las tres personas de la Divinidad condescendió a ser hombre y fue crucificado en Judea. Si somos musulmanes tenemos que creer que no hay otro dios que Dios y que Muhammad es su apóstol. Podemos ser buenos budistas y negar que el Buddha existió o, mejor dicho, podemos pensar, debemos pensar que no es importante nuestra creencia en lo histórico: lo importante es creer en la Doctrina. Sin embargo, la leyenda del Buddha es tan hermosa que no podemos dejar de referirla.
Los franceses se han dedicado con especial atención al estudio dé la leyenda del Buddha. Su argumento es éste: la biografía del Buddha es lo que le ocurrió a un solo hombre en un breve periodo de tiempo. Puede haber sido de este modo o de tal otro. En cambio, la leyenda del Buddha ha iluminado y sigue iluminando a millones de hombres. La leyenda es la que ha inspirado tantas hermosas pinturas esculturas y poemas. El budismo, además de ser una religión, es una mitología, una cosmología, un sistema metafísico, o, mejor dicho, una serie de sistemas metafísicos, que no se entienden y que discuten entre sí.
La leyenda del Buddha es iluminativa y su creencia no se impone.
En el Japón se insiste en la no historicidad del Buddha. Pero sí en la Doctrina. La leyenda empieza en el cielo. En el cielo hay alguien que durante siglos y siglos, podemos decir literalmente, durante un número infinito de siglos, ha ido perfeccionándose hasta comprender que en la próxima encarnación será el Buddha.
Elige el continente en que ha de nacer. Según la cosmogonía budista el mundo está dividido en cuatro continentes triangulares yen el centro hay una montaña de oro: el monte Meru. Nacerá en el que corresponde a la India. Elige el siglo en que nacerá; elige la casta, elige la madre. Ahora, la parte terrenal de la leyenda. Hay una reina, Maya. Maya significa ilusión. La reina tiene un sueño que corre el albur de parecernos extravagante pero no lo es para los hindúes.
Casada con el rey Suddhodana, soñó que un elefante blanco de seis colmillos, que erraba en las montañas del oro, entró en su costado izquierdo sin causarle dolor. Se despierta; el rey convoca a sus astrólogos y éstos le explican que la reina dará a luz un hijo que podrá ser el emperador del mundo o que podrá ser el Buddha: el Despierto, el Lúcido, el ser destinado a salvar a todos los hombres. Previsiblemente, el rey elige el primer destino: quiere que su hijo sea el emperador del mundo.
Volvamos al detalle del elefante blanco de seis colmillos. Oldemberg hace notar que el elefante de la India es animal doméstico y cotidiano. El color blanco es siempre símbolo de inocencia. ¿Por qué seis colmillos? Tenemos que recordar (habrá que recurrir a la historia alguna vez) que el número seis, que para nosotros es arbitrario y de algún modo incómodo (ya que preferimos el tres o el siete), no lo es en la India, donde se cree que hay seis dimensiones en el espacio: arriba, abajo, atrás, adelante, derecha, izquierda. Un elefante blanco de seis colmillos no es extravagante para los hindúes.
El rey convoca a los magos y la reina da a luz sin dolor. Una higuera inclina sus ramas para ayudarla. El hijo nace de pie y al nacer da cuatro pasos: al Norte, al Sur, al Este y al Oeste, y dice con voz de león: "Soy el incomparable; éste será mi último nacimiento". Los hindúes creen en un número infinito de nacimientos anteriores. El príncipe crece, es el mejor arquero, es el mejor jinete, el mejor nadador, el mejor atleta, el mejor calígrafo, confuta a todos los doctores (aquí podemos pensar en Cristo y los doctores). A los dieciséis años se casa.
El padre sabe - los astrólogos se lo han dicho - que su hijo corre el peligro de ser el Buddha, el hombre que salva a todos los demás si conoce cuatro hechos que son: la vejez, la enfermedad, la muerte y el ascetismo. Recluye a su hijo en un palacio, le suministra un harén, no diré la cifra de mujeres porque corresponde a una exageración hindú evidente. Pero, por qué no decirlo: eran ochenta y cuatro mil.
El príncipe vive una vida feliz; ignora que hay sufrimiento en el mundo, ya que le ocultan la vejez, la enfermedad y la muerte. El día predestinado sale en su carroza por una de las cuatro puertas del palacio rectangular. Digamos, por la puerta del Norte. Recorre un trecho y ve un ser distinto de todos los que ha visto. Está encorvado, arrugado, no tiene pelo. Apenas puede caminar, apoyándose en un bastón. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. El cochero le contesta que es un anciano y que todos seremos ese hombre si seguimos viviendo.
El príncipe vuelve al palacio, perturbado. Al cabo de seis días vuelve a salir por la puerta del Sur. Ve en una zanja a un hombre aún más extraño, con la blancura de la lepra y el rostro demacrado. Pregunta quién es ese hombre, si es que es un hombre. Es un enfermo, le contesta el cochero; todos seremos ese hombre si seguimos viviendo. El príncipe, ya muy inquieto, vuelve al palacio. Seis días más tarde sale nuevamente y ve a un hombre que parece dormido, pero cuyo color no es el de esta vida. A ese hombre lo llevan otros. Pregunta quién es. El cochero le dice que es un muerto y que todos seremos ese muerto si vivimos lo suficiente.
El príncipe está desolado. Tres horribles verdades le han sido reveladas: la verdad de la vejez, la verdad de la enfermedad, la verdad de la muerte. Sale una cuarta vez. Ve a un hombre casi desnudo, cuyo rostro está lleno de serenidad. Pregunta quién es. Le dicen que es un asceta, un hombre que ha renunciado a todo y que ha logrado la beatitud.
El príncipe resuelve abandonar todo; él, que ha llevado una vida tan rica. El budismo cree que el ascetismo puede convenir, pero después de haber probado la vida. No se cree que nadie deba empezar negándose nada. Hay que apurar la vida hasta las heces y luego desengañarse de ella; pero no sin conocimiento de ella.
El príncipe resuelve ser el Buddha. En ese momento le traen una noticia: su mujer, Jasodhara, ha dado a luz un hijo. Exclama: "Un vínculo ha sido forjado." Es el hijo que lo ata a la vida. Por eso le dan el nombre de Vínculo. Siddharta está en su harén, mira a esas mujeres que son jóvenes y bellas y las ve ancianas horribles, leprosas. Va al aposento de su mujer. Está durmiendo. Tiene al niño en los brazos. Está por besarla, pero comprende que si la besa no podrá desprenderse de ella, y se va.
Busca maestros. Aquí tenemos una parte de la biografía que puede no ser legendaria. ¿Por qué mostrarlo discípulo de maestros que después abandonará? Los maestros le enseñan el ascetismo, que él ejerce durante mucho tiempo. Al final está tirado en medio del campo, su cuerpo está inmóvil y los dioses que lo ven desde los treinta y tres cielos, piensan que ha muerto. Uno de ellos, el más sabio, dice:
"No, no ha muerto; será el Buddha". El príncipe se despierta, corre a un arroyo que está cerca, toma un poco de alimento y se sienta bajo la higuera sagrada: el árbol de la ley, podríamos decir.
Sigue un entreacto mágico, que tiene su correspondencia con los Evangelios: es la lucha con el demonio. El demonio se llama Mara.
Ya hemos visto esa palabra nightmare, demonio de la noche. El demonio siente que domina el mundo pero que ahora corre peligro y sale de su palacio. Se han roto las cuerdas de sus instrumentos de música, el agua se ha secado en las cisternas. Apresta sus ejércitos, monota en el elefante que tiene no sé cuántas millas de altura, multiplica sus brazos, multiplica sus armas y ataca al príncipe. El príncipe está sentado al atardecer bajo el árbol del conocimiento, ese árbol que ha nacido al mismo tiempo que él.
El demonio y sus huestes de tigres, leones, camellos, elefantes y guerreros monstruosos le arrojan flechas. Cuando llegan a él, son flores. Le arrojan montañas de fuego, que forman un dosel sobre su cabeza. El príncipe medita inmóvil, con los brazos cruzados. Quizá no sepa que lo están atacando. Piensa en la vida; está llegando al nirvana, a la salvación. Antes de la caída del sol, el demonio ha sido derrotado. Sigue una larga noche de meditación; al cabo de esa noche, Siddharta ya no es Siddharta. Es el Buddha: ha llegado al nirvana.
Resuelve predicar la ley. Se levanta, ya se ha salvado, quiere salvar a los demás. Predica su primer sermón en el Parque de las Gacelas de Benares. Luego otro sermón, el del fuego, en el que dice que todo está ardiendo: almas, cuerpos, cosas están en: fuego. Más o menos por aquella fecha, Heráclito de Éfeso decía que todo es fuego.
Su ley no es la del ascetismo, ya que para el Buddha el ascetismo es un error. El hombre no debe abandonarse a la vida carnal porque la vida carnal es baja, innoble, bochornosa y dolorosa; tampoco al ascetismo, que también es innoble y doloroso. Predica una vía media -para seguir la terminología teológica -, ya ha alcanzado el nirvana y vive cuarenta y tantos años, que dedica a la prédica. Podría haber sido inmortal pero elige el momento de su muerte, cuando ya tiene muchos discípulos.
Muere en casa de un herrero. Sus discípulos lo rodean. Están desesperados. ¿Qué van a hacer sin él? Les dice que él no existe, que es un hombre como ellos, tan irreal y tan mortal como ellos, pero que les deja su Ley. Aquí tenemos una gran diferencia con Cristo. Creo que Jesús les dice a sus discípulos que si dos están reunidos, él será el tercero. En cambio, el Buddha les dice: les dejo mi Ley. Es decir, ha puesto en movimiento la rueda de la ley en el primer sermón. Luego vendrá la historia del budismo. Son muchos los hechos: el lamaísmo, el budismo mágico, el Mahayana o gran vehículo, que sigue al Hinavana o pequeño vehículo, el budismo zen del Japón.
Yo tengo para mí que si hay dos budismos que se parecen, que son casi idénticos, son el que predicó el Buddha y lo que se enseña ahora en la China y el Japón, el budismo zen. Lo demás son incrustaciones mitológicas, fábulas. Algunas de esas fábulas son interesantes. Se sabe que el Buddha podía ejercer milagros, pero al igual que a Jesucristo, le desagradaban los milagros, le desagradaba ejercerlos. Le parece una ostentación vulgar. Hay una historia que contaré: la del bol de sándalo.
Un mercader, en una ciudad de la India, hace tallar un pedazo de sándalo en forma de bol. Lo pone en lo alto de una serie de cañas de bambú, una especie de altísimo palo enjabonado. Dice que dará el bol de sándalo a quien pueda alcanzarlo. Hay maestros heréticos que lo intentan en vano. Quieren sobornar al mercader para que diga que lo han alcanzado. El mercader se niega y llega un discípulo menor del Buddha. Su nombre no se menciona, fuera de ese episodio.
El discípulo se eleva por el aire, vuela seis veces alrededor del bol, lo recoge y se lo entrega al mercader. Cuando el Buddha oye la historia lo hace expulsar de la orden, por haber realizado algo tan baladí.
Pero también el Buddha hizo milagros. Por ejemplo éste, un milagro de cortesía. El Buddha tiene que atravesar un desierto a la hora del mediodía. Los dioses, desde sus treinta y tres cielos, le arrojan una sombrilla cada uno. El Buddha, que no quiere desairar a ninguno de los dioses, se multiplica en treinta y tres Buddhas, de modo que cada uno de los dioses ve, desde arriba, un Buddha protegido por la sombrilla que le ha arrojado.
Entre los hechos del Buddha hay uno iluminativo: la parábola de la flecha. Un hombre ha sido herido en batalla y no quiere que le saquen la flecha. Antes quiere saber el nombre del arquero, a qué casta pertenecía, el material de la flecha, en qué lugar estaba el arquero, qué longitud tiene la flecha. Mientras están discutiendo estas cuestiones, se muere. "En cambio -dice el Buddha-, yo enseño a arrancar la flecha." ¿Qué es la flecha? Es el universo. La flecha es la idea del yo, de todo lo que llevamos clavado. El Buddha dice que no debemos perder tiempo en cuestiones inútiles. Por ejemplo: ¿es finito o infinito el universo? ¿El Buddha vivirá después del nirvana o no? Todo eso es inútil, lo importante es que nos arranquemos la flecha.
Se trata de un exorcismo, de una ley de salvación.
Dice el Buddha: "Así como el vasto océano tiene un solo sabor, el sabor de la sal, el sabor de la leyes el sabor de la salvación". La ley que él enseña es vasta como el mar pero tiene un solo sabor: el sabor de la salvación. Desde luego, los continuadores se han perdido (o han encontrado tal vez mucho) en disquisiciones metafísicas. El fin del budismo no es ése. Un budista puede profesar cualquier religión, siempre que siga esa ley. Lo que importa es la salvación y las cuatro nobles verdades: el sufrimiento, el origen del sufrimiento, la curación del sufrimiento y el medio para llegar a la curación. Al final está el nirvana. El orden de las verdades no importa. Se ha dicho que corresponden a una antigua tradición médica en que se trata del mal, del diagnóstico, del tratamiento y de la cura. La cura, en este caso, es el nirvana.
Ahora llegamos a lo difícil. A lo que nuestras mentes occidentales tienden a rechazar. La transmigración, que para nosotros es un concepto ante todo poético. Lo que transmigra no es el alma, porque el budismo niega la existencia del alma, sino el karma, que es una suerte de organismo mental, que transmigra infinitas veces. En el Occidente esa idea está vinculada a varios pensadores, sobre todo a Pitágoras. Pitágoras reconoció el escudo con el que se había batido en la guerra de Troya, cuando él tenía otro nombre. En el décimo libro de La República de Platón está el sueño de Er. Ese soldado ve las almas que antes de beber en el rio del Olvido, eligen su destino. Agamenón elige ser un águila, Orfeo un cisne y Ulises -que alguna vez se llamó Nadie- elige ser el más modesto y el más desconocido de los hombres. .
Hay un pasaje de Empédocles de Agrigento que recuerda sus vidas anteriores: "Yo fui doncella, yo fui una rama, yo fui un ciervo y fui un mudo pez que surge del mar." César atribuye esa doctrina a los druidas. El poeta celta Taliesi dice que no hay una forma en el universo que no haya sido la suya: "He sido un jefe en la batalla, he sido una espada en la mano, he sido un puente que atraviesa sesenta ríos, estuve hechizado en la espuma del agua, he sido una estrella, he sido una luz, he sido un árbol, he sido una palabra en un libro, he sido un libro en el principio." Hay un poema de Rubén Darío, tal vez el más hermoso de los suyos, que empieza así: "Yo fui un soldado que durmió en el lecho / de Cleopatra la reina..." La transmigración ha sido un gran tema de la literatura. La encontramos, también entre los místicos. Plotino dice que pasar de una vida a otra es como dormir en distintos lechos y en distintas habitaciones. Creo que todos hemos tenido alguna vez la sensación de haber vivido un momento parecido en vidas anteriores. En un hermoso poema de Dante Gabriel Rossetti, "Sudden light", se lee, I have been here before, "Yo estuve aquí". Se dirige a una mujer que ha poseído o que va a poseer y le dice: "Tú ya has sido mía y has sido mía un número infinito de veces y seguirás siendo mía infinitamente." Esto nos lleva a la doctrina de los ciclos, que está tan cerca del budismo, y que San Agustín refutó en La Ciudad de Dios.
Porque a los estoicos y a los pitagóricos les había llegado la noticia de la doctrina hindú: que el universo consta de un número infinito de ciclos que se miden por calpas. La calpa trasciende la imaginación de los hombres. Imaginemos una pared de hierro. Tiene dieciséis millas de alto y cada seiscientos años un ángel la roza. La roza con una tela finísima de Benares. Cuando la tela haya gastado la muralla que tiene dieciséis millas de alto, habrá pasado el primer día de una de las calpas y los dioses también duran lo que duran las calpas y después mueren.
La historia del universo está dividida en ciclos y en esos ciclos hay largos eclipses en los que no hay nada o en los que sólo quedan las palabras del Veda. Esas palabras son arquetipos que sirven para crear las cosas. La divinidad Brahma muere también y renace. Hay un momento bastante patético en el que Brahma se encuentra en su palacio. Ha renacido después de una de esas calpas, después de uno de esos eclipses. Recorre las habitaciones, que están vacías. Piensa en otros dioses. Los otros dioses surgen a su mandato; y creen que el Brahma los ha creado porque estaban ahí antes.
Detengámonos en esta visión de la historia del universo. En el budismo no hay un Dios; o puede haber un Dios pero no es lo esencial. Lo esencial es que creamos que nuestro destino ha sido prefijado por nuestro karma o karman. Si me ha tocado nacer en Buenos Aires en 1899, si me ha tocado ser ciego, si me ha tocado estar pronunciando esta noche esta conferencia ante ustedes, todo esto es obra de mi vida anterior. No hay un solo hecho de mi vida que no haya sido prefijado por mi vida anterior. Eso es lo que se llama el karma. El karma, ya lo he dicho, viene a ser una estructura mental, una finísima estructura mental.
Estamos tejiendo y entretejiendo en cada momento de nuestra vida. Es que tejen, no sólo nuestras voliciones, nuestros actos, nuestros semisueños, nuestro dormir, nuestra semivigilia: perpetuamente estamos tejiendo esa cosa. Cuando morimos, nace otro ser que hereda nuestro karma.
Deussen, discípulo de Schopenhauer, que quiso tanto al budismo, cuenta que se encontró en la India con un mendigo ciego y se compadeció de él. El mendigo le dijo: "Si yo he nacido ciego, ello se debe a las culpas cometidas en mi vida anterior; es justo que yo sea ciego".
La gente acepta el dolor. Gandhi se opone a la fundación de hospitales diciendo que los hospitales y las obras de beneficencia simplemente atrasan el pago de una deuda, que no hay que ayudar a los demás: si los demás sufren deben sufrir puesto que es una culpa que tienen que pagar y si yo los ayudo estoy demorando que paguen esa deuda, El karma es una ley cruel, pero tiene una curiosa consecuencia matemática: si mi vida actual está determinada por mi vida anterior, esa vida anterior estuvo determinada por otra; y ésa, por otra, y así sin fin. Es decir: la letra z estuvo determinada por la y, la y por la x, la x por la v, la v por la u, salvo que ese alfabeto tiene fin pero no tiene principio. Los budistas y los hindúes, en general, creen en un infinito actual; creen que para llegar a este momento ha pasado ya un tiempo infinito, y al decir infinito no quiero decir indefinido, innumerable, quiero decir estrictamente infinito.
De los seis destinos que están permitidos a los hombres (alguien puede ser un demonio, puede ser una planta, puede ser un animal), el más difícil es el de ser hombre, y debemos aprovecharlo para salvarnos.
El Buddha imagina en el fondo del mar una tortuga y una ajorca que flota. Cada seiscientos años, la tortuga saca la cabeza y seria muy raro que la cabeza calzara en la ajorca. Pues bien, dice el Buddha, "tan raro como el hecho de que suceda eso con la tortuga y la ajorca es el hecho de que seamos hombres. Debemos aprovechar el ser hombres para llegar al nirvana".
¿Cuál es la causa del sufrimiento, la causa de la vida, ya que negamos el concepto de un Dios, ya que no hay un dios personal que cree el universo? Ese concepto es lo que Buddha llama la zen. La palabra zen puede parecernos extraña, pero vamos a compararla con otras palabras que conocemos.
Pensemos por ejemplo en la Voluntad de Schopenhauer. Schopenhauer concibe Die Welt als Wille und Vorstellung, El mundo como voluntad y representación. Hay una voluntad que se encarna en cada uno de nosotros y produce esa representación que es el mundo.
Eso lo encontramos en otros filósofos con un nombre distinto. Bergson habla del élan vital, del ímpetu vital; Bernard Shaw, de the life force, la fuerza vital, que es lo mismo. Pero hay una diferencia: para Bergson y para Shaw el élan vital son fuerzas que deben imponerse, debemos seguir soñando el mundo, creando el mundo. Para Schopenhauer, para el sombrío Schopenhauer, y para el Buddha, el mundo es un sueño, debemos dejar de soñarlo y podemos llegar a ello mediante largos ejercicios. Tenemos al principio el sufrimiento, que viene a ser la zen. Y la zen produce la vida y la vida es, forzosamente, desdicha; ya que ¿qué es vivir? Vivir es nacer, envejecer, enfermarse, morir, además de otros males, entre ellos uno muy patético, que para el Buddha es uno de los más patéticos: no estar con quienes queremos.
Tenemos que renunciar a la pasión. El suicidio no sirve porque es acto apasionado. El hombre que se suicida está siempre en el mundo de los sueños. Debemos llegar a comprender que el mundo es una aparición, un sueño, que la vida es sueño. Pero eso debemos sentirlo profundamente, llegar a ello a través de los ejercicios de meditación.
En los monasterios budistas uno de los ejercicios es éste: el neófito tiene que vivir cada momento de su vida viviéndolo plenamente. Debe pensar: "ahora es el mediodía, ahora estoy atravesando el patio, ahora me encontraré con el superior", y al mismo tiempo debe pensar que el mediodía, el patio y el superior son irreales, son tan irreales como él y como sus pensamientos. Porque el budismo niega el yo.
Una de las desilusiones capitales es la del yo. El budismo concuerda así con Hume, con Schopenhauer y con nuestro Macedonia Fernández. No hay un sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales. Si digo "yo pienso", estoy incurriendo en un error, porque supongo un sujeto constante y luego una obra de ese sujeto, que es el pensamiento. No es así. Habría que decir, apunta Hume, no "yo pienso", sino "se piensa", como se dice "llueve". Al decir llueve, no pensamos que la lluvia ejerce una acción; no, está sucediendo algo. De igual modo, como se dice hace calor, hace frío, llueve, debemos decir: se piensa, se sufre, y evitar el sujeto.
En los monasterios budistas los neófitos son sometidos a una disciplina muy dura. Pueden abandonar el monasterio en el momento que quieran. Ni siquiera -me dice María Kodama - se anotan los nombres. El neófito entra en el monasterio y lo someten a trabajos muy duros. Duerme y al cabo de un cuarto de hora lo despiertan; tiene que lavar, tiene que barrer; si se duerme lo castigan físicamente. Así, tiene que pensar todo el tiempo, no en sus culpas, sino en la irrealidad de todo. Tiene que hacer un continuo ejercicio de irrealidad.
Llegamos ahora al budismo zen y a Bodhidharma. Bodhidharma fue el primer misionero, en el siglo VI. Bodhidharma se traslada de la India a la China y se encuentra con un emperador que había fomentado el budismo y le enumera monasterios y santuarios y le informa del número de neófitos budistas. Bodhidharma le dice: 'Todo eso pertenece al mundo de la ilusión; los monasterios y los monjes son tan irreales como tú y como yo." Después se va a meditar y se sienta contra una pared.
La doctrina llega al Japón y se ramifica en diversas sectas. La más famosa es la zen. En la zen se ha descubierto un procedimiento para llegar a la iluminación. Sólo sirve después de años de meditación. Se llega bruscamente; no se trata de una serie de silogismos. Uno debe
intuir de pronto la verdad. El procedimiento se llama satori y consiste en un hecho brusco, que está más allá de la lógica.
Nosotros pensamos siempre en términos de sujeto, objeto, causa, efecto, lógico, ilógico, algo y su contrario; tenemos que rebasar esas categorías. Según los doctores de la zen, llegar a la verdad por una intuición brusca, mediante una respuesta ilógica. El neófito pregunta al maestro qué es el Buddha. El maestro le responde: "El ciprés es el huerto." Una contestación del todo ilógica que puede despertar la verdad. El neófito pregunta por qué Bodhidharma vino del Oeste. El maestro puede responder: "Tres libras de lino." Estas palabras no encierran un sentido alegórico; son una respuesta disparatada para despertar, de pronto, la intuición. Puede ser un golpe, también. El discípulo puede preguntar algo y el maestro puede contestar con un golpe. Hay una historia -desde luego tiene que ser legendaria- sobre Bodhidharma.
A Bodhidharma lo acompañaba un discípulo que le hacía preguntas y Bodhidharma nunca contestaba. El discípulo trataba de meditar y al cabo de un tiempo se cortó el brazo izquierdo y se presentó ante el maestro como una prueba de que quería ser su discípulo. Como una prueba de su intención se mutiló deliberadamente. El maestro, sin fijarse en el hecho, que al fin de todo era un hecho físico, un hecho ilusorio, le dijo: "¿Qué quieres?" El discípulo le respondió:
"He estado buscando mi mente durante mucho tiempo y no la he encontrado." El maestro resumió: "No la has encontrado porque no existe." En ese momento el discípulo comprendió la verdad, comprendió que no existe el yo, comprendió que todo es irreal. Aquí tenemos, más o menos, lo esencial del budismo zen.
Es muy difícil exponer una religión, sobre todo una religión que uno no profesa. Creo que lo importante no es que vivamos el budismo como un juego de leyendas, sino como una disciplina; una disciplina que está a nuestro alcance y que no exige de nosotros el ascetismo. Tampoco nos permite abandonarnos a las licencias de la vida carnal. Lo que nos pide es la meditación, una meditación que no tiene que ser sobre nuestras culpas, sobre nuestra vida pasada.
Uno de los temas de meditación del budismo zen es pensar que nuestra vida pasada fue ilusoria. Si yo fuera un monje budista pensaría en este momento que he empezado a vivir ahora, que toda la vida anterior de Borges fue un sueño, que toda la historia universal fue un sueño. Mediante ejercicios de orden intelectual nos iremos liberando de la zen. Una vez que comprendamos que el yo no existe, no pensaremos que el yo puede ser feliz o que nuestro deber es hacerlo feliz.
Llegaremos a un estado de calma. Eso no quiere decir que el nirvana equivalga a la sensación del pensamiento y una prueba de ello estaría en la leyenda del Buddha. El Buddha, bajo la higuera sagrada, llega al nirvana, y, sin embargo, sigue viviendo y predicando la ley durante muchos años.
¿Qué significa llegar al nirvana? Simplemente, que nuestros actos ya no arrojan sombras. Mientras estamos en este mundo estamos sujetos al karma. Cada uno de nuestros actos entreteje esa estructura mental que se llama karma. Cuando hemos llegado al nirvana nuestros actos ya no proyectan sombras, estamos libres. San Agustín dijo que cuando estamos salvados no tenemos por qué pensar en el malo en el bien. Seguiremos obrando el bien, sin pensar en ello.
¿Qué es el nirvana? Buena parte de la atención que ha suscitado el budismo en el Occidente se debe a esta hermosa palabra. Parece imposible que la palabra nirvana no encierre algo precioso. ¿Qué es el nirvana, literalmente? Es extinción, apagamiento. Se ha conjeturado que cuando alguien alcanza el nirvana, se apaga. Pero cuando muere, hay gran nirvana, y entonces, la extinción. Contrariamente, un orientalista austriaco hace notar que el Buddha usaba la física de su época, y la idea de la extinción no era entonces la misma que ahora: porque se pensaba que una llama, al apagarse, no desaparecía.
Se pensaba que la llama seguía viviendo, que perduraba en otro estado, y decir nirvana no significaba forzosamente la extinción. Puede significar que seguimos de otro modo. De un modo inconcebible para nosotros. En general, las metáforas de los místicos son metáforas nunciales, pero las de los budistas son distintas. Cuando se habla del nirvana no se habla del vino del nirvana o de la rosa del nirvana o del abrazo del nirvana. Se lo compara, más bien, con una isla. Con una isla firme en medio de las tormentas. Se lo compara con una alta torre; puede comparárselo con un jardín, también. Es algo que existe por su cuenta, más allá de nosotros.
Lo que he dicho hoy es fragmentario. Hubiera sido absurdo que yo expusiera una doctrina a la cual he dedicado tantos años -y de la que he entendido poco, realmente - con ánimo de mostrar una pieza de museo. Para mí el budismo no es una pieza de museo: es un camino de salvación. No para mí, pero para millones de hombres. Es la religión más difundida del mundo y creo haberla tratado con todo respeto, al exponerla esta noche.

domingo, 10 de mayo de 2009

KUMBHA MELA 2010



.
.
.

LITERATURA DEL S. M. A. Dr. S. R. de la Ferriere